MEDELLÍN, ESA DESCONOCIDA

MEDELLÍN, ESA DESCONOCIDA
(Cinco crónicas para conocerla por dentro)

Emilio Alberto Restrepo Baena

I .  MEDELLIN UNDERGROUND                    

La ciudad , tal como la conocemos,  es nuestro hábitat natural, el lugar donde transcurre  nuestra cotidianidad y nuestro quehacer. La gran mayoría vivimos en ella y de ella. Allí trabajamos, estudiamos , nos recreamos, casi siempre en una forma convencional, normatizada, predecible, organizada. Tenemos rutinas predeterminadas que condicionan nuestro comportamiento social en un equilibrio mas o menos justo entre nuestros derechos y deberes. Casi todos somos así. Casi todos tenemos un trabajo socialmente aceptado, estudiamos en una institución conocida, vivimos en un barrio nomenclado.

Pero hay otra ciudad que no conocemos. Hay otra urbe subterránea en total contravía de la que asumimos a diario, verdadero laberinto oscuro, impreciso, indefinible, que vive a su propio ritmo y con unas reglas de juego sorprendentes y a veces aterradoras. Es lo que se conoce entre iniciados como el “Medellín Underground”. Y no solamente  nos referimos al crimen organizado, que en toda ciudad ocupa su lugar dentro del espectro de lo “normal”, de lo esperado. Por eso no nos sorprende que haya traficantes de droga, de armas, sicarios, ladrones de autos, guerrilleros, paramilitares, asaltantes callejeros, etc, que ya se convirtieron en parte del paisaje natural de las grandes y aún pequeñas ciudades.

Nos referimos a otros mundos menos definidos, más volátiles, más borrosos . Por ejemplo hay un grupo de desposeídos que asumen su tragedia de parias con una dignidad distinta a la de los tugurianos o de los desplazados. Se trata de  errabundos de más astucia que viven del descuido de las agencias de arrendamientos, cuya rutina consiste en  simular que son potenciales clientes de un apartamento de barrio de clase media o alta, sobre el cual averiguaron que hace mucho tiempo no se alquila . Se presentan bién vestidos, con cédula en mano y piden prestada la llave para supuestamente verlo y alquilarlo . Le sacan copia, la devuelven, y luego por la noche entran  subrepticiamente a él. Usualmente repiten el ciclo por varios meses, hasta que tienen que salir, pero pasan a ocupar otro que previamente detectaron . Allí expertos en silencios y oscuridades pernoctan, cocinan, se aman, pasan la vida en espera de mejores tiempos. No es extraño; esta población evanescente   es más abundante de lo que uno piensa.

Otros con menos fortuna viven bajo los puentes de las quebradas y más aún, en el sistema de alcantarillas aledaño al río, donde hay todo un submundo laberíntico ocupado por familias enteras, clanes que no necesariamente conforman rufianes o pillos. Ingeniosamente se instalan servicios públicos de contrabando y la policía conoce de verdaderas batallas campales y tragedias en la lucha por el territorio, pero se ven intimidados para ejercer allí la autoridad. En los barrios de bajos fondos existen casonas viejas colonizadas por hordas de viciosos que se encierran allí para consumir drogas en condiciones extremas de hacinamiento, suciedad y promiscuidad. Todos recordamos el allanamiento por parte de las autoridades de un viejo edificio ubicado en “Barrio Triste” conocido como “Las cuevas”, de donde expulsaron más de doscientas personas que vivian día y noche durante meses consumiendo toda clase de sustancias; se encontraton túneles que comunicaban con otras construcciones para huir en caso de emergencia, se encontraron niños de meses que habían nacido allí y nunca los sacaron a la calle y mucho menos los registraron ante la ley, en una situación aberrante de desnutrición y descuido, conviviendo como bestias con todo tipo de roedores e insectos.

En el mundo del entretenimiento, no todo son centros comerciales, parques públicos, teatros o museos. Además de la prostitución profesional tradicional tan ancestralmente arraigada en todas las poblaciones, hay  sistemas especializados en sexo para satisfacer todos los gustos, dejando casi sin límites a la imaginación : prostitución de niños de ambos sexos, sin discriminación de estrato social, a domicilio, sin limitaciones en el momento de satisfacer al cliente ; ofrecimiento  de sexo real con animales o bestialismo, que sorprende por el  entrenamiento que tienen  para ejercer  el oficio ; casas de citas con  colegialas de verdad, que a escondidas de su familia ejercen su labor aún en locales de lujo y por catálogo. Modelos de moda, que si se logran contactar en forma precisa, venden sus favores por millonarias cifras. Estudiantes de ambos sexos  que hacen visitas domiciliarias para practicar por una suma de dinero masajes de todo tipo, shows de nudismo privado o para pequeños grupos, sexo colectivo, espectáculos de sado-masoquismo, despedida de solteros, uso de los más sofisticados aparatos, etc. Es común contactarlos en los medios universitarios y en publicaciones especializadas . También existen en la ciudad salas de cine “snuff”, donde proyectan películas de filmaciones reales de sexo “duro”, donde derrochan altísimas dosis de violencia sexual y física e incluso ocurren muertes reales, no fingidas por la víctima .
Hay quien asegura sin poderlo demostrar que varias de esas películas han sido filmadas en la ciudad . También hay sitios especializados en intercambios de parejas, clubes y bares de homosexuales, todo tipo de shows de  striptease , salas de lucha libre nudista, clubes de pelea con sistema de apuesta; ahora florecen las líneas calientes, donde se da  rienda suelta a todo tipo de expresiones sexuales y pornográficas por teléfono, lo cual ha resultado ser un negocio redondo. Tambien se hacen revistas eróticas y se filman videos comerciales de pornografía.

En el campo de la rumba,  con énfasis en la población de adolescentes y adultos jóvenes, han proliferado  locales anónimos y bién camuflados donde se rematan las fiestas o donde la gente sigue bailando y bebiendo una vez cerradas las tabernas y discotecas. Se conoce como salas  “after party” y allí, a puerta cerrada, con discreción para la admisión de los clientes, muelen música  a volumen y ritmo estridente hasta ver el amanecer . Se consumen todo tipo de licores sin restricción y parece que la droga circula a manos llenas .

El bajo mundo también tiene sus expresiones poco convencionales en el submundo urbano. Según un conocedor, en Medellín es posible conseguir absolutamente cualquier cosa. Desde narcóticos de todo tipo como la  marihuana y la cocaína, hasta droga dura como la heroína y el ácido ( LSD ) , pasando por las pastas, de las cuales ahora hacen furor unas llamadas “éxtasis”, “Blues”, “Pulpos”,etc. Hay un tráfico descomunal e ilimitado. Se consiguen  armas de corto y largo alcance, de todos los calibres, profesionales y también de confección casera artesanal o “hechizos”.

Se venden y compran cheques, facturas de difícil cobro, contenedores con mercancía, medicamentos europeos y americanos originales y falsificados, dólares buenos y falsos, marquillas de ropa fina, animales exóticos  y en peligro de extinción, etc.

Este mercadeo de todo tipo de artículos se hace en lugares públicos que operan bajo otra fachada  en  edificios  de oficinas y aún en las grandes plazas de mercado . Solo se necesita un buen contacto y efectivo en la mano . Allí mismo funcionan oficinas para contratar sicarios,  para hacer cobros de deudas difíciles por vía de la intimidación, para trabajos de detectivismo informal o seguimiento y espionaje de  víctimas potenciales de secuestro y extorsión, de  infieles   o de socios sospechosos de fraude,  para ejecutar actos de terrorismo o para intervenir teléfonos, para falsificar firmas o documentos, para  “lavar” o borrar cheques. Se fabrican cédulas, pasaportes , visas falsas, tarjetas del seguro de U.S.A.; se cambian marcaciones de motores, de máquinas y vehículos, etc.  Es real. Todo es posible .  Siempre hay un experto dispuesto a realizar cualquier tipo de trabajo sin escrúpulos ni condicionamientos de tipo moral y ético .

En este comercio ilícito, posiblemente el más increible y aberrante es el humano. Como en la mejor tradición de la esclavitud o del feudalismo a usted le venden mujeres campesinas de extrema pobreza venidas de la costa y del Chocó . Allí los padres de familia solo necesitan hijos varones para trabajar la tierra y no pueden darse el lujo de criar y sostener mujeres . Solo necesitan una que cuide la casa, haga la comida y cumpla funciones sexuales y reproductivas . Es más útil un burro, un perro cazador, herramientas, utensilios de cocina y víveres .


De  esto se aprovechan intermediarios que hacen la conección y las venden a las familias de la ciudad para el servicio doméstico a bajo costo, sin sueldo y sin prestaciones sociales y a veces terminan en la prostitución . En su mente se asumen como propiedad exclusiva del dueño en una actitud sumisa e incondicional. Tambien se dá el caso de personas que alquilan niños que son utilizados para pedir limosnas en las calles .

En la ciudad proliferan las sectas satánicas, con sus rituales y convicciones y en varias ocasiones han sido vinculadas a episodios de robo de niños, oleadas de suicidios, intoxicaciones colectivas, etc. Suelen hacer sus reuniones, conocidas como  aquelarres o “sabbaths” en garajes, sótanos e incluso cementerios y ocasionalmente acompañadas de un grupo de rock fuerte, bailando una música violenta y frenética conocida como  “pogo”, terminando en desenfrenadas francachelas de alcohol, drogas y sexo promiscuo . Algunos aseguran que hay  pederastría y bestialismo, y los han asociados con  crímenes varios, como vandalismo, profanación de tumbas, violación de menores, sacrilegios religiosos e incluso asesinatos.

En fin, el laberinto interminable del Medellín subterráneo que desconocemos o que no queremos ver, sigue su marcha a su propio ritmo y con sus propias leyes, muchas veces entrelazando sus tentáculos con el Medellín “normal”, el cotidiano, el que nos ocupa nuestro día a día. El que la mayoría no lo conozcamos, no implica necesariamente que no exista  y en ocasiones el descubrirlo abruptamente es una terrible y confrontadora experiencia que puede tocarnos directamente en carne propia o en la de nuestros propios hijos.


Lo más impresionante es que los protagonistas de muchas de estas historias oscuras que realmente estan ocurriendo están a nuestro lado, pasan camuflados por nuestras narices sin que nos percatemos de ello, bien sea como ejecutores o como víctimas de ese retorcido mundo. El anonimato, la doble vida, el carácter soterrado, lo subrebticio es característica fundamental para que el vecino, el hermano, el hijo o el esposo pasen desapercibidos.

II. CRONICA ESOTERICA DE MEDELLIN               

Cuando aún era un niño, por allí en los tempranos años setenta, era de mucha usanza en Medellín el jugar con esoterismo, trivializando conceptos  como el espiritismo, la tabla ouija, el hipnotismo, etc., que fueron moda entre los jovencitos, usualmente dirigidos por alguien más mayor, pero no más experimentado, haciendo un manejo irresponsable de estas tremendas fuerzas en fincas, fiestas y  cementerios. La  motivación era básicamente curiosa, cuando no morbosa. Nos producían gran atracción las historias de espantos, de invocación de espíritus y de extrañas energías del mas allá.

Era común convocarse alrededor de una tabla ouija, dirigidos por un médium de pacotilla y empezar a hacer contactos con muertos cercanos a nuestros afectos. Muchas veces no ocurría nada objetivo, solo confusas interpretaciones de nuestros crispados y excitados nervios. En otras veces, las menos, puedo jurarlo, hicimos contacto con energías que venían de otras dimensiones extrafísicas e incluso a través de la tabla, contestaban preguntas o traían mensajes.

No era gratuito el molestar el descanso eterno de las almas en pena. En la casa de una amiguita, una tarde, al escondido por supuesto, hicimos contacto con un espíritu al que no fuimos capaces de controlar. Se  quedó enquistado en la casa de ella y a partir de ahí fue el horror. Pesadillas y terrores nocturnos de los dos niños  menores. Nuestra amiga quedó con una cefalea crónica, una irritabilidad y una depresión que la hicieron retirar del colegio.

Ruidos, luces, movimientos extraños y anormales de las cosas y un estado de ansiedad generalizada en la familia, que solo se vino a  dilucidar cuando se confesó que todo ocurrió después del mal manejo de una tabla ouija. Había quedado suelta un alma errante, un espíritu burlón sin descanso ni sosiego que vivía en muerte su situación de purgatorio infinito, mal traído a un estado más físico en la tierra. Solo los buenos oficios del padre L.  lograron  hacer  desocupar la casa de tan incómodo advenedizo.

Este furor del manejo de la tabla aparentemente dejó brechas abiertas o mal cerradas que propició que  muchos espíritus, mucha energía del más allá quedaran circulando en torno a la ciudad. Ciertos estudiosos del esoterismo creen interpretar este fenómeno como el desencadenante  de la terrible ola de violencia y maldad que a partir de los años ochenta invadió la ciudad como una peste, como una plaga de carácter apocalíptico. La teoría es simplista pero efectiva.  Muchos espíritus errantes, furiosos por ver violentado su estado etéreo, con muchos pecados aún sin purgar, circulan en torno a la ciudad. Tienen especial apetencia, según esta teoría, por los hijos de madres solteras, o en pecado original, o producto de violaciones, o con proclividad para el crimen y la delincuencia. Transmutan su energía al alma de la criatura en gestación o en parto y  corrompen su alma llenándosela de odio, resentimiento y maldad. Esto explicaría porqué cuando fueron creciendo, a mediados de los años ochenta, tantos jóvenes se tornaron en delincuentes, sicarios y rufianes. Según esta hipótesis,  los indígenas del Valle de Aburrá se asentaron a orillas del río Medellín y allí tenían   sitios  de ritual religioso  llenos de poderosa energía; en sus cementerios ocultos reposan los cuerpos de hombres y mujeres buenos que murieron en santa paz y llenos de una fe pura  en sus dioses naturales, con poco componente de suciedad en sus almas; los espíritus liberados en las fallidas secciones de espiritismo son repelidos por esta fuerza protectora y empiezan a girar centrífugamente hacia las montañas que hoy ocupan las laderas laterales de la ciudad, por donde empezó la gran descomposición criminal de la ciudad que luego se generalizó. La ola de asesinatos, los accidentes de tránsito, las muertes violentas en personas jóvenes y poco piadosas que no tienen tiempo de arrepentirse o de hacer transición energética hacia otros niveles superiores de conciencia, supuestamente generan una liberación brutal de energía nefasta que perpetúa el fenómeno y genera un círculo vicioso de ruindad y perdición que penetra en todos los rincones.

Esta original teoría, creída fanáticamente por sus adeptos, trata de explicar el origen metafísico de la mala onda de Medellín.¿Y por qué a Medellín? ¿ Porqué involucró en esas épocas las comunas noroccidental y nororiental?, ¿ Porqué en hijos de hogares descompuestos o de madres pobres cabezas de familia?.Las respuestas estarían en el párrafo anterior. Analizan los aterradores niveles de violencia de la ciudad, los extremos de criminalidad comparados con todas las otras capitales.

 Para contrarrestarla, hicieron una discreta pero efectiva campaña de erradicación de las secciones  aficionadas de espiritismo, del uso de tablas ouija  por inexpertos, de  crear terror reverencial a irrespetar sin convicción y sin necesidad el descanso de los muertos . Y es cierto que hoy escasamente se juega con éstos elementos en fincas o fiestas o paseos, ni son dirigidas por muchachitos juguetones.

Como toda acción tiene una reacción, empezaron a proliferar todo tipo sectas religiosas, de todos los orígenes y todas las clases para tratar de contrarrestar con misticismo, el exceso de energía maligna.
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Según estudios, en Medellín se encuentra la mayor concentración de todo el país de ritos paralelos al catolicismo. No solamente cristianos protestantes, sino afectos al hinduismo, musulmanes, meditadores, egiptólogos piramidales, rosacruces, masones, grupos de sanación,  seguidores del reverendo  Moon, etc., en una búsqueda frenética de un camino, de una razón, de una verdad, de un sentido que dignifique y justifique la existencia. También  es cierto que aquí se encuentra la mayor incidencia de profanación de tumbas, de robo de cadáveres, de violaciones y secuestro de niños para involucrarlos en rituales satánicos, que incluso obligó a la fiscalía a crear un grupo específico para contrarrestar estas expresiones de satanismo en Medellín, que según el diagnóstico ya se volvió un problema epidémico y de salud pública.


III.  LEYENDAS URBANAS DE LA TRADICION ORAL DE MEDELLIN

Siempre me ha fascinado la tradición oral de las ciudades. Me ha llamado poderosamente la atención el poder de convocatoria que tienen las leyendas urbanas. Es increíble su capacidad de replicación y cómo circulan a la velocidad del sonido de boca en boca sometiéndose en este proceso a sutiles deformaciones que las distorsionan, las masifican y les confieren el carácter de verdad pública, de hecho cierto sin atenuantes ni discusión.

Por eso cada cual las siente como suyas, las expresa como una anécdota personal, siempre el referente es un familiar cercano, el primo, el hermano del mejor amigo, alguien que no ofrece dudas, protagonista sin reparos de la historia, lo que supuestamente le da credibilidad al relato y hace imposible cualquier duda o desconfianza en él. Pero en último término nadie conoce a alguien de carne y hueso que haya vivido lo narrado, nunca hay testigos de primera mano, no hay quien de verdad desmienta o confirme la situación sin lugar a cuestionamientos.

Estas historias se las cuentan a uno en todas partes, en todos los estratos, en todos los barrios, siempre partiendo del supuesto de que a pesar de lo increíble es absolutamente cierto lo que relatan, siempre con el aire de verdad incontrovertible, con cierto dramatismo y con testigos volátiles e inconfrontables. Recordemos algunas:

- Supuestamente secuestraron a un profesor en una pesca milagrosa. En el campamento guerillero reconoció a un compañero de bachillerato que llevaba 20 años en el monte. Conversaron mucho, desempolvaron recuerdos y afectos y finalmente el subversivo decidió que le iba ayudar a fugarse. En confidencia le pidió el favor de localizar a sus padres para advertirles que se fueran de Medellín en tal fecha (depende de la época, se la cuentan a uno con diciembre, semana santa, el 20 de Julio, el 7 de Agosto) porque iban a realizar una toma guerrillera masiva a sangre y fuego de la ciudad, por todas las goteras, bloqueando las entradas y las salidas, probablemente ocasionando miles de muertos y destrucción a granel. Finalmente el profesor (o el ingeniero o el médico) logra escapar y advertir oportunamente a unos cuantos elegidos.

- Otro de secuestrados es el de un rico señor que después de seis meses de cautiverio es liberado luego de pagar el rescate. Cuando logra volver a salir de su casa, su esposa lo convence de ir a un gran almacén de cadena a mercar y cuál no sería su sorpresa cuando en una de las cajas descubre a uno de los guerrilleros que lo custodiaba en el monte. Asustado, corre donde el gerente del hipermercado, le cuenta la historia, pero éste le dice que sí, que es cierto, pero que no puede hacer nada pues es la cuota de vacuna que deben pagar para que no les incendien el almacén o no les secuestren ejecutivos: dejar infiltrar informantes para detectar personas de buenos recursos económicos y aplicarles seguimiento.

-Otro personaje fue secuestrado y aparentemente le aplicaron escopolamina. A los tres días apareció en Policlínica, todavía obnubilado, con una gran cicatriz quirúrgica debajo de las costillas: lo habían retenido para robarle un riñón, posiblemente para un transplante. Por supuesto, a pesar de que todo mundo la cuenta como cierta, no explican cómo se logra coordinar la impresionante logística económica, científica, ética y técnica que esta cirugía requiere.

- Un ejecutivo en busca de programa y diversión, se deja seducir por una hermosa chica en una de las discotecas de la ciudad. Luego de bailar, se van bastante ebrios para un motel. Allí, luego de una agitada noche de pasión y licor, el fulano despierta con severa resaca y descubre que su fugaz conquista ya no está. Asustado, busca su billetera pensando que fue víctima de un robo, pero no, todo su dinero está intacto. Cuando va al baño empieza su infierno; en el espejo, pintado con lápiz labial, está escrita la sentencia fatídica: “Bienvenido al mundo del SIDA”.

- Hablando de moteles, hay quien jura que allí, a través de cámaras secretas filman a las parejas. Luego editan las películas, escogen las más fogosas o las más ardientes, o las mejor dotadas y las publican en videos que se venden en Venezuela, en Panamá o en Estados Unidos. Mucha gente jura haber reconocido a alguien cercano. Por ejemplo la pareja de veteranos que en un hotel de Italia descubre a la propia hija o la recién casada en luna de miel que al poner el canal de cine erótico aparece en una escena fogosa con el compañero de oficina de su esposo, y varias combinaciones más.

 - Es muy común la leyenda del par de amantes que murieron accidentalmente en un motel,  bien sea por la combinación de cocaína más alcohol en cantidades tóxicas luego de una jornada de desenfreno o por la aspiración de humos de dióxido de Carbono que sale por el tubo de un carro que queda encendido dentro de una habitación cerrada. Es tan frecuente que en el motel de moda se describa que una pareja se muere porque llegaron tan borrachos que al bajarse del carro lo dejaron encendido y los gases les fueron haciendo perder lentamente la conciencia, como el de la esposa del mafioso que tenía un romance con el chofer de su esposo. Al saber que el cornudo y ofendido traficante había puesto precio a la cabeza de ambos por saberse engañado, se dan cuenta  que todo está perdido y que no tienen opción: saben que se pueden dar por eliminados, y si los pescan, sin ninguna consideración en medio de las más terribles torturas. Entonces deciden una romántica muerte juntos, con pétalos de rosa en la cama, bajo el manto de una música de vals y champaña en una dosis generosa que los va envolviendo en la ebriedad de una muerte dulce: en el garaje un carro prendido emite la dosis letal de gas que los llevará juntos al paraíso. La policía encontró dos cuerpos fundidos en un último abrazo de felicidad prohibida que trasciendió la muerte misma.


-Otra de casas de citas es el de la colegiala de clase alta cuya madre fue informada que varias veces había faltado al colegio. Extrañado su padre que siempre la transportaba, un día decidió espiarla. Luego de dejarla en la puerta del plantel, fingió despedirse. A los 15 minutos, la chica salió apurada, fue recogida por un lujoso carro y llegaron a una casa del barrio El Poblado. Extrañado, el papá le preguntó a un vendedor ambulante quien le dijo que allí funcionaba un putiadero de lujo. Desesperado, tocó la puerta, lo atendieron, le ofrecieron un catálogo especializado en quinceañeras, lo vio, reconoció a si hija en una poco virginal actitud, la escogió diciendo que quería estar con la sardina; ella lo esperaba en el cuarto. Una vez subió, se encerró y después del gran susto de la niña, le disparó y luego se suicidó.

- También se cuenta la historia de un médico que practicaba abortos y que a falta de un quirófano o un consultorio discreto, se llevaba las pacientes para moteles, fingiendo que eran pareja; así no tenía testigos y realizaba tranquilo sus procedimientos clandestinos. Un día una chica hizo una fatal reacción a la anestesia y se murió en el habitación. Ríanse de las peripecias del galeno para deshacerse del cadáver. Unos cuentan que lo tiró al río Medellín, otros que lo llevó a un centro de salud y allí lo dejó, otros dicen que con un amigo influyente lo regaló a la morgue de una facultad de medicina.

- Otro fue el médico de urgencias de una prestigiosa clínica de clase alta de la ciudad que se negó a atender a un paciente herido porque no tenía dinero para pagar la consulta diciendo “ si no tiene plata, que se vaya a caridad del San Vicente”. En el trayecto del traslado, el paciente murió y luego se supo que resultó ser hijo del médico en mención, quien enloqueció de remordimiento y pena moral y terminó en las calles convertido en un indigente. Otros dicen que se suicidó, otros que se fue de monje.

- Unas niñas de clase alta fueron invitadas a una rumba donde les dieron licor y escopolamina , luego fueron violadas y amenazadas de muerte si contaban a alguien lo sucedido. Una no se aguantó y le confesó a su padre lo que realmente pasó. Este fraguó un plan. Se hizo amigo de uno de ellos y con paciencia a través de un grupo juvenil fue ganándose la confianza de todos. Cuando la tuvo, organizó una reunión donde repartió generosamente licor y somníferos. Cuando los muchachos despertaron descubrieron que a todos los implicados les había cortado el pene…Esta la cuentan hasta con un ex presidente de la república o su hermano, en fin, con un personaje hijo de una familia prestante.

- Otra venganza famosa que cuentan con diferentes protagonistas es la de la esposa de un supuesto narcotraficante que le echó pegamento en el pelo de una modelito que estaba saliendo con su marido. La relatan con diferentes nombres , con todos los centros comerciales de la ciudad como escenario y aparentemente medio Medellín fue testigo de la mechoniada.

- De narcotraficantes también recordamos que cuando Pablo Escobar estaba preso, era leyenda que salía de la cárcel a su antojo y muchas personas juran que lo vieron en tal discoteca donde cerró las puertas y le pagó a todo mundo la cuenta, en tal fiesta, manejando taxi por Envigado, vendiendo chance en Sabaneta, en el estadio, por Palmas, etc. Aparentemente tenía el don de la ubicuidad, o la fantasía de nuestro pueblo es muy rica y vivaz.
-Una muy común, de aire picaresco, es la que cuenta la desaparición accidental, o más comúnmente por robo, de un cadáver de alguien allegado que se murió en la mitad de un paseo y las peripecias por traerlo de nuevo al sitio de origen, en medio de graves limitaciones económicas. Es así como hemos oído de la abuelita que se murió en la costa y el traslado costaba una fortuna, entonces decidieron meterla en un baúl, o en la caja de un televisor enorme, o envuelta en una alfombra. Lo gracioso es que en la mitad del camino, generalmente durante una parada para almorzar o para ir al baño, no falta quién se la robe, creyendo que es una mercancía y no un fiambre camuflado. Oh problema descubrir que se robaron la abuelita y tratar de imaginar la cara de sorpresa de los malandrines al destapar el supuesto botín. Otros pintan la anécdota como que montaron al muertico en un taxi, sentado entre dos como si estuviera borracho o dormido. Siempre hay algún reten o una varada en mitad de trayecto o un derrumbe y una patrulla rondando.

- Hablando de personajes encubiertos o con doble vida, todos conocemos alguna historia de un mendigo que cuando murió resultó ser un multimillonario, o de la célebre “Piragua”, una graciosa y vulgar loquita del centro cuya diversión favorita era agarrarle los genitales a los hombres que se atravesaban a su paso mientras emitía una sonora carcajada de bruja. Dice la leyenda que este personaje tenía dos hijas profesionales que estudiaron en el exterior en medio del lujo y la comodidad.

- Otra muy mentada era la esposa de un alcalde de Medellín con una agitada vida nocturna, que en medio de la euforia de sus noches de bohemia solitaria y supuestamente de incógnito mantenía relaciones sexuales en las discotecas con jovencitos recién conocidos. Muchos aseguran haber recibido los favores de tan generosa y agraciada dama. Otros dicen que acompañaba los operativos de allanamiento a los narcos de la época y aprovechaba para tomar sin permiso joyas y tesoros de gran valor. Incluso dicen que por esto, llegó a ser amenazada de muerte.

- Una de las más populares y difundidas es la del diablo en Mango´s. Las crónicas la relatan así: "Una noche de Semana Santa de 2005, se hizo una fiesta en la discoteca Mangos´s, la más famosa de las nuevas, por entonces toda una novedad en la ciudad; en un momento determinado de la noche, entró al lugar un joven, que atraía las miradas de todas las jovencitas que se encontraban en el lugar; era alto ,muy bien vestido, con unos ojos algo extraños pero encantadores…Tomó una mesa y al rato sacó a una joven a bailar. Todo en él era elegancia y exquisitez...Cuando estaban en la pista, él le advirtió al oído: "no me vayas a mirar a los pies".
¡Claro!, la curiosidad mata, ella no aguantó la tentación y fue lo primero que hizo. Su sorpresa fue grande cuando en lugar de pies le vio unas pezuñas como de macho cabrío. De inmediato se regó un olor a azufre, la chica cayó desmayada y el supuesto galán ya había desaparecido del lugar, se perdió en una nube de humo.
-Era el Diablo que les quiso dar una lección-, decían los comentarios de la gente. Y el rumor se hizo mito...
La muchacha cayó en un terrible estado de coma, y sus padres ordenaron revisar las cámaras del lugar para identificar al hombre que todos creían que era el culpable de su estado, pero para sorpresa de todos, en el video de seguridad se veía claramente que la jovencita se movía sola por toda la pista de baile, el hombre no se reflejaba en la grabación. Para confirmar esta escalofriante historia en el baño del establecimiento en uno de los espejos decía:
Viernes Santo, muerte de Cristo, Viernes Santo yo revivo y riego sangre y temor entre los humanos”…
La discoteca estuvo varios días impregnada con un olor a azufre y la joven murió después de un tiempo con unas marcas de quemaduras en la espalda…en las cuales se creía identificar un 666 y varias cruces al revés."
 Esta Leyenda hizo carrera e Internet contribuyó a difundirla con Medellín como sede. De todas maneras es universal y la cuentan en muchas otras ciudades.


- Aseguran los conocedores de la vida social que durante el mandato de un presidente de la república, éste se enamoró perdidamente de un famoso gay de la ciudad, probablemente el marica más carismático y popular de la región, famoso por su pinta, gracia y extroversión. Con malicia se presentaba como “El primer damo de la nación” y su romance trascendió los chismes de la época, así como las rumbas y las expresiones de pasión del uno por el otro. Ya viejo, terminada la relación pero no su afición por la juerga y la francachela de alto nivel, recuperó su prestigio y vigencia social al organizarle las más grandes fiestas y bacanales al presidente de turno, uno de los sibaritas y rumberos más reconocidos que recuerde este país del sagrado corazón. Eran de antología sus fiestas a lo romano, sus bailes de disfraces y su colección de mozuelos y jovencitas ávidos de diversión para disfrute de tan encopetados personajes. Mucha gente asegura haber estado en tales reuniones o conocer a quien lo hizo.

- La historia de la chica que el día de su cumpleaños pelea con el novio. En un centro comercial se encuentra con un exnovio, se toma unos buenos tragos y decide invitarlo para la casa a terminar la velada, aprovechando que sus padres están supuestamente en la finca; al cabo de un rato de estar demostrándose apasionadamente sus afectos reprimidos y cuando están completamente desnudos, se encienden las luces y una muchedumbre grita: ¡Sorpresa, Feliz cumpleaños!, entre ellos el atónito y engañado novio quien con los padres de la casquivana habían decidido celebrarle a escondidas el onomástico, fingiendo la discusión y la ida para la finca, convencidos que ella regresaría sola a la casa. Los sorprendidos ciertamente fueron todos. A uno se la cuentan con asesinatos o suicidios de por medio, con traslados de la ciudad o al exterior luego de la vergüenza, con confinamientos en conventos y toda suerte de finales escabrosos. Muchos juran haber sido testigos o conocer a los protagonistas.

- A finales de los años 80´s, en uno de los múltiples enfrentamientos de los estudiantes de la Universidad de Antioquia contra el ejercito, hubo un hecho especialmente grave: al parecer una monja fue asesinada cuando el carro en el que iba, supuestamente fue incendiado por los revoltosos, que les tiraron una granada,o una bomba Molotov o una papa explosiva. Varios sindicados capturados y condenados purgaron varios años de prisión. La sabiduría popular dice otra cosa: Nunca hubo tal monja, fue un montaje del estado para tener positivos y desprestigiar el movimiento estudiantil. Dicen que los culpables fueron apresados en unas cuadras cercanas pero no estaban participando de la revuelta. Fueron arrastrados hasta el carro y tiznados con sus cenizas, dejando huellas por todas partes. Al parecer nunca hubo certificado de autopsia y no fue posible ubicar a la religiosa en ninguna comunidad. Los periodistas no pudieron dar con el paradero de sus familiares para indagar por su historia. El tiempo ha diluido esta anécdota y al parecer pertenece más a los capítulos de la  infamia y la guerra sucia, que a las crónicas del movimiento estudiantil. La leyenda urbana se apoderó de ella y hoy no se sabe con certeza qué fue verdad y qué fue mentira.

Muchas otras leyendas han hecho carrera:

- El recién nacido malformado que antes de morir anuncia de su propia voz el fin del mundo para tal fecha en medio de terribles catástrofes.

- El pollo de origen norteamericano alimentado con hormonas y que dejaba estériles a las personas como estrategia del imperialismo para el control de la natalidad en los países subdesarrollados.

- Con los muertos famosos, siempre hay mucha especulación. De Carlos Gardel siempre se dijo que no había muerto, sino que había aprovechado el accidente para huir de la fama que ya lo tenía hastiado. Muchos aseguran haberlo visto viviendo en Guarne o Marinilla, unos decían que con la cara desfigurada por las quemaduras, otros decían que era ermitaño, o monje o pordiosero. Debe tener más o menos ciento veinte años y se mantiene muy conservado. De personajes al margen de la ley como Pablo Escobar, Daniel Mejía y Carlos Castaño, también se dijeron cosas parecidas, insistiendo en nuevas identidades, cirugías plásticas, refugio en el exterior. Alguien creyó reconocerlos por el brillo de los ojos y la profundidad de la mirada.

- Los clonadores de teléfonos que le piden a la víctima que marque tal o cual número para hacer llamadas a larga distancia a costos abismales y endosándoles la cuenta.

- Los repartidores de Atinkar, sustancia que supuestamente excita a las mujeres, les provoca un deseo sexual irrefrenable que hace que inmediatamente tengan relaciones con el primer hombre que encuentra a su lado.

-La picadura de “La Machaca”, insecto que hace un efecto similar al anterior y que provoca la muerte de la víctima si no se desfoga sexualmente antes de doce horas.

-Las cadenas de felicidad, o “El Avión”, o “La pirámide” que prometen aluviones de dinero a los incautos que invierten en ellas y sólo enriquecen rápidamente a los primeros que las echan a rodar.

-La historia de una hermosa mujer que muchos taxistas recogen en la portería de tal cementerio, rumbea con el conductor, lo seduce, y deja olvidada la chaqueta en el carro. Al otro día el chofer le lleva la prenda a la casa donde la dejó y la madre de aquella, en medio del asombro y las lágrimas, le cuenta que su hija fue asesinada a puñaladas por un taxista hace 5 años.

- El niño que jugando en una piscina de pelotas de un centro comercial es picado por una culebra. Luego de eso fallece, y se siembra el terror entre las madres. Esta también la cuentan con una señora escogiendo verduras en un supermercado.

- El tipo al que le roban de su carro el maletín ejecutivo con muchos papeles importantes; esto le ocasiona la quiebra económica por lo cual decide vengarse poniendo todos los días una caja de pasteles dulces envenenados en el auto como carnada en el mismo sitio donde le hicieron el primer robo. Le llegaron a robar hasta diez cajas de pasteles con cianuro.

- El sádico de los buses que chuza a las muchachas bonitas con agujas infectadas de SIDA, o les corta las nalgas o los senos con una navaja, en retaliación por una pena de amor.

- Los animales muertos con número marcados en su pellejo, ideales para jugar al chance, y que luego se descubrió que no eran más que una gran estafa hábilmente orquestada.

En fin, la lista es interminable. Hay tantas leyendas urbanas como ciudades existen y no hay límites a los rumores que como bola de nieva circulan en una ciudad y que al final terminan como ciertos de tanto recrearlos en el imaginario colectivo de una sociedad que no mide los alcances de su imaginación y que necesita del chisme como herramienta fundamental de comunicación.


IV. MEDELLIN: EL PARAISO DE LOS DINOSAURIOS     OLVIDADOS 
                                            

En cuanto a lo que se refiere a la música popular, Medellín ha sido considerado el paraíso de los dinosaurios olvidados. No es gratuito. Si repasamos las crónicas de los últimos cuarenta años,  esta ciudad ha acogido en forma maravillosa, entusiasta, rotunda a muchos artistas que ya reposaban en los fríos cuarteles  del ostracismo, artríticos por la nostalgia de aplausos, anquilosados por falta de reconocimiento y admiración.

Como los elefantes viejos que presintiendo su muerte buscan los valles secretos de África, donde después de una peregrinación solitaria se acuestan a esperar la muerte dejando cementerios llenos de huesos y marfil, testigos de antiguas fuerzas y lejanas batallas, muchos artistas vienen a Medellín en donde se encuentran un público que aún los ama y que con generosidad reencauchan los afectos de siempre, reeditando éxitos pretéritos, sacudiendo el pesado lastre del anonimato que tanto duele en el ego.

Y es que el fenómeno desatado por la muerte trágica de Carlos Gardel en la ciudad, disparando por los siglos de los siglos una veneración que raya en la idolatría, un ascenso inmediato al Olimpo de los dioses, un regodeo eterno con la gloria perenne de los inmortales, hace que en el inconsciente colectivo se fije la tradición de Medellín como elixir mágico contra la desmemoria. No en vano, mucho más que en otras ciudades, han terminado su vida artistas como Pepe Aguirre, Orlando Contreras, Edmundo Arias.

Y antes de morirse, ya muy ancianos y en precarias condiciones de salud, vinieron y cosecharon laureles Leo Marini, Daniel Santos, Alfredo Sadel, Lidia Mendoza, Hugo Romani, José Alfredo Jiménez donde un público complaciente y amable los vitoreó frenético y emocionado.

En los últimos años se presenta una especie de reedición de los cantantes de los años sesenta y setenta. Es común que un empresario junte para un mismo espectáculo a tres o cuatro artistas que forma individual no convocarían a nadie y aprovechando las cinco o seis canciones que a cada uno le dieron cierto reconocimiento y recordación, logra elaborar un repertorio digno y garantizar un aforo del teatro que recupere la inversión y divierta al público. Es por eso que personajes que ya habíamos desterrado de la memoria, o que creíamos muertos o confinados en un ancianato vienen más rejuvenecidos que nunca, embebecidos de nuevos bríos y entusiasmos a refritar sus antiguos temas.

De ahí que nos hayan visitado muchos baladistas en  representación del paleolítico inferior y lo sorprendente es que aún diviertan a la masa y la emocionen, que asuman con dignidad la oportunidad para saborear de nuevo un aplauso luego de muchos años de estar cesantes, sin contratos, sin giras, sin temas y hasta sin voz. Este género conocido como “música de peluquería” o música “romanteca” o música “para planchar”, tiene plena acogida en nuestro medio, donde hay gran entusiasmo por estos temas cursis y de dudoso buen gusto, que evocan amores dulzones, con ritmos pegajosos y letra simples que permean rápidamente el oído de un sector muy grande de la población.

No es exclusivo de muchachas del servicio doméstico, ni de policías ni choferes de buses. En realidad gustan en todos los estratos. Y tienen temas para todos los gustos. Desde los virtuosos como Nino Bravo y Raphael hasta los limitados de voz como Cacho Castaña o Juan Ramón. Desde los líricos con alto nivel poético como Alberto Cortez o José Luis Perales, hasta los simples a más no poder como Palito Ortega o Luis Aguilé. Desde los melosos como Julio Iglesias, ( recordado como mister arequipe o señor melcocha) hasta los de voz ronca y carrasposa como Alberto Bourbón o Rabito  (conocido cariñosamente y en confianza como “culito”. Desde los súper internacionales dueños del jet set europeo y norteamericano como Julio Iglesias o Charles Aznavour o hasta José luis Rodriguez “el Puma”, hasta los integrantes del proletariado estelar criollo como Galy Galeano  (recordado como el rey de las guisas) o Raúl  Santi, otro campeón súper favorito de nuestras nunca bien ponderadas sirvientas, o la nunca bien ponderada Vicky, que a toda hora parece convaleciente de una fiebre tifoidea.

También hay temas de gran elaboración literaria y factura  poética impecable que se internacionalizan rápidamente y son versionados por múltiples artistas y orquestas , hasta adefesios que solo invitan a la risa y a la burla como esos que impusieron los argentinos cuando la mitad de la canción transcurría hablando por teléfono luego de timbrar varias veces, o ponían a niños a establecer diálogos lacrimosos con supuestos padres irresponsables o en lo más lamentable del melodrama, ponían a sollozar a una amante engañada desarrollando el más insoportable de los culebrones, con llantos descompuestos y deglución llorosa de efusiones nasales.

Definitivamente es un género de contrastes. Fluctúa sin reparos de lo brillante a lo mediocre, de lo original a la burda copia, de altos vuelos líricos y creativos a insufribles bodrios que generan lástima . Y  hay  público para todos. Y siempre hay quien los admire. Es por eso que en la misma emisora pasan de Juan Gabriel o Miguel Bosé a Charlie Zaa. De Víctor Manuel a los  Pasteles Verdes. De Emmanuel a los Terrícolas. Y en fauna criolla recordemos a los íconos:  Billy Pontoni, Oscar Golden, Claudia Ozuna, Claudia de Colombia, Tiziano , etc.

Retomando el tema del papel de Medellín como caja de resonancia de la nostalgia, recordemos a los que han venido a dar con el fardo de sus fósiles a la ciudad. La lista es enorme.

Superestrellas como Camilo Sesto, auténtico ídolo de los años setenta, lleno de pergaminos y de éxitos, vino en plena euforia de su vigencia realizando conciertos inolvidables. Con los años trató de repetir su experiencia con resultados poco menos que lamentables. En el último vino como parte integrante de un multiconcierto de ancianos, uno más entre otros artistas. Ya no era la figura central, sólo uno más. Y el resultado fue desastroso. Su privilegiada voz era ya solo un mal remedo de sí mismo; su cuerpo ya cincuentón lucía anacrónico con su estado actual, pues se negaba a reconocer el paso de los años, sobre todo en él, reconocido como un adonis de belleza gallarda y varonil. Sin embargo,  el público fue benigno, por no decir que excesivamente tolerante y lo aplaudió de continuo en forma entusiasta, más como homenaje y  reconocimiento a su carrera  que a su presentación esa noche. Es sobre todo cuando se oyen las grabaciones que uno siente vergüenza ajena al oír sus aullidos ya carentes de sutileza y tesitura , volcados en unos gritos histéricos más cercanos a la cacofonía que a la armonía.

En esa presentación fue acompañado por otro par de venerables patriarcas: el venezolano  Rudy Marquez, conocido cariñosamente como “carequeso”, “el absceso de la canción” o “la espinilla que canta” pues el particular aspecto de su rostro  haría las delicias de un esteticista o  de un cirujano plástico,  y de Leo Dan, el argentino que hizo las delicias de nuestros bisabuelos con mil canciones todas rítmicas, todas parecidas, simples a más no poder, pero llenas de un sonsonete que las hacía pegajosas y  con éxito garantizado. El viejo Leo hizo su función con la misma voz de siempre ( no hay riesgo que se le desgaste) obeso como un hipopótamo, casi anciano, lo que hacía un gracioso contraste con sus temas tan livianos y juveniles e irradiando la simpatía de siempre. El público, por supuesto, le dio tratamiento de gran estrella y su ego se enmaletó una gran ovación que aún debe estar añorando.

Otros que circulan en este carrusel del recuerdo fueron el argentino Heleno, recordado como “la rodilla que canta”  o “Meleno”, por su cabeza brillante como una bola de billar, quien  a falta de una orquesta o una banda pues por cuestiones de presupuesto no la puede pagar,  trae una pista grabada, sobre la cual, sin ningún rubor , recrea sus antiquísimas canciones con la voz melosa y acaramelada de los viejos tiempos. Otro argentino ya casi olvidado fue Elio Roca. También vino, cantó y venció. Su voz de tenor permanece intacta y poderosa, en contraste con su imagen de postín decadente, con tumulto de chicas contratadas incluido, las cuales al verlo, gritaban, lo besaban, lo acosaban en tropel. Patético pero divertidísimo deleitarse con este galán de pacotilla, quien no ha podido entender que estos trucos generan más risa compasiva que admiración.

También vino el español Manolo Galván, decrépito y macilento, más ronco que nunca, bebiendo en el escenario, fumando sin pudor entre canción y canción, regañando al público porque fue silbado cuando intentó a las malas cantar sus canciones nuevas mientras el respetable le pedía a gritos los temas de hace treinta años. Cuando se resignó y se concentró, estuvo a la altura de sus mejores días.

El argentino Sabú se debió haber sentido en el cielo cuando salió casi en hombros de su presentación. Tanto en físico como en vitalidad, energía y voz está intacto. El público así lo reconoció y lo aplaudió a rabiar. Quedó un grato sabor con su espectáculo. Lo mismo ocurrió  con el español Juan Erasmo Mochi, quien conserva una gran voz, un carisma a toda prueba, una simpatía natural que conecta inmediatamente con la gente; salió aplaudido.

Para no extender más el recuento, simplemente enunciamos a Manolo Otero, Emilio José, José Velez , Victor  Heredia , José José , Leonardo Favio, Tormenta,  Los Galos, Los terrícolas, Los Iracundos que también con el sol a sus espaldas han sabido venir a divertir a sus admiradores, ya viejos, ya baratos, ya un poquito en el olvido por no decir en la decadencia.

En fin, hay muchos artistas que han desfilado en el ocaso de sus años idos por nuestros auditorios y los han llenado,  recreando glorias y desempolvando las nostalgias de su propia desmemoria y las de un público que los necesita para sentirse un poco más joven, para negar en sí mismo el cruel paso de los años y la evidencia de la pérdida de la juventud, porque no tiene ídolos vigentes  a quien admirar, o son muy distantes  o son tan costosos que no vienen a nuestras ciudades de provincia, o en el cúlmen de su carrera nos desprecian por pensar que no estamos a la altura de su condición .

Esperemos que envejezcan y terminen arrastrados en el torbellino del olvido, del silencio, del anonimato y aquí vendrán a dar, por unos cuantos dólares, ya sin poses de grandes estrellas, con unas pretensiones mucho más modestas ,  llenos de kilos y de canas . Aquí los aplaudiremos a rabiar, los haremos sentir más jóvenes y aún exitosos porque ellos nos hicieron un poco más felices, nos acompañaron en el amor y en el desamor, nos hicieron derramar lágrimas de cursilería y risas de encanto en un tiempo en que todo era un poco menos duro.


V. UN RECIEN LLEGADO A LA CABALGATA DE LA FERIA DE LAS FLORES

Hace alrededor de un año, un buen amigo me convenció para integrarme con él y su grupo, todos los jueves en la tarde, a la cabalgata que arrancaba de una caballeriza de Sabaneta y recorría por algunas zonas rurales de este y otros municipios del sur del Valle del Aburrá. Al principio lo hice por algo de curiosidad y esnobismo y no sin cierto temor que asiste al que ha sido urbano a ultranza y citadino desde la más tierna infancia. Se trataba de un grupo de profesionales, jubilados la mayoría, que sacaron de su rutina el espacio para estar en un grupo de hombres solos, inicialmente con la prevención de sus esposas que huelen peligrosos estrógenos circulantes en todas las actividades de sus cónyuges y luego con una amodorrada resignación de ellas,  como cuando se les activa el chip del fútbol o de los negocios o de la política que casi todos los machos llevan insertados en su ADN.

Las primeras jornadas fueron sorprendentes. Conversación amena, apuntes divertidísimos, música al gusto y por tandas, sin estridencias, licor en la dosis justa, viandas exquisitas, ambiente, color de naturaleza, senderos ecológicos, cero ostentación, reivindicación de la palabra y del disfrute de las cosas simples de la vida. Estuve muy animado por un tiempo y no veía la hora de que llegara el jueves para departir con mis amigotes, relajarme y olvidarme de tanta obligación y tanto estrés de la vida diaria. Que gente tan agradable, se veía lo honesto, lo decente, lo dignos y educados que eran.

Por asuntos profesionales me ausenté unas semanas de la ciudad y al volver me enteré de que en el fin de semana siguiente sería la famosa cabalgata de la Feria de las Flores. Sin pensarlo mucho, acepté  la invitación de unos compañeros del trabajo, distintos al grupo de los jueves, nos entusiasmamos, nos inscribimos, alquilamos los caballos y nos preparamos para lo que sería una velada inolvidable.

Ese sábado fue uno de los peores de mi vida. Durante varias horas traté de avistar a mis colegas de travesía y no me pude encontrar a ninguno. Los celulares tenían las líneas saturadas y no había conexión y cuando esta se lograba, oír era imposible, pues el barullo era insoportable, la estridencia era ensordecedora, todo el mundo estaba a los gritos. El calor del medio día nos golpeaba inmisericorde los hombros y nuestras duras testas parecían a punto de reventar. Había miles, léase bien, miles de caballos con sus respectivos jinetes, todos apeñuscados, en un hacinamiento que no permitía una marcha fluida, cemento y edificios por todos los lados, nada de aire puro ni verde alrededor, caballos resoplando, sudando a cántaros y echando babaza por la boca. Pero lo que más me llamó la atención era los personajes que estaban a mi alrededor. Todos uniformados con sombrero, poncho, lentes oscuros, camisa de cuadros y manga larga y blue jeans. Cadenas y relojes de marca en notoria ostentación. Bebeta compulsiva de licor en todas sus presentaciones y combinaciones, un lenguaje vulgar y ordinario, en berridos ininteligibles y carcajadas sin razón aparente, insultos cuando se presentaban fricciones entre los binomios bestia-bestia, que era cada dos pasos. A su alrededor, la concentración más alta del mundo de mujeres bonitas, pero todas iguales: pelo largo, rubio a la fuerza de las tinturas y recién cepillado, sombrero vaquero puesto por primera vez, tetas descomunales a punto de reventarse muy seguramente de origen siliconudo, pantalón apretado, bota tejana comprada la víspera, lentes negros de marca, casi siempre sobre el sombrero, no en los ojos como uno espera. Casi todas igual de chillonas y ebrias, igual de fanfarronas, igual de mostronas, era casi evidente que la mayoría era la primera vez que montaban. Me llamó poderosamente la atención la ausencia de esposas, que a esa hora deberían de estar viendo el desfile por televisión. Después un amigo me sacó de la ignorancia y me dijo que esos maniquíes reciben el remoquete de “grillas” y suelen acompañar en eventos públicos a los señorones que tanto me asombraron. No lo sabía, pero al verlos juntos me asombré de su volumen, de su cantidad, pero después me hicieron caer en cuenta que a Medellín le dicen “Lobolandia” y que aquí se cuentan por millares.

En todo caso mi faena se tornó en pesadilla. Una vez metido en el torrente de bestias y caballos, era imposible salirme. Me mencionaron mil veces la madre, me ensuciaron de babas, sudor y boñiga de caballo, vómito de borracha; me insolé y todavía me duelen los muslos y la cintura de hacer fuerza. Los hongos que me quedaron en la ingle de tanto sudar parecían champiñones y por poco quedé despellejado. Si me hubieran visto la parte posterior y baja donde termina la espalda, hubieran pensado que estuve en un crucero con un grupo de marineros escandinavos y que se había acabado el lubricante. Hubo amenazas, miradas fieras, alegría por decreto, alboroto artificial, euforia postiza y una de las veladas más desgastantes que me ha tocado vivir, por no decir que decadente y aburridora.

Supe que en otros años se presentaron peleas de borrachos, caballos muertos, desmayos, equinos subidos al metro, grescas, basura por todos los lados, caos vial, atropellados,  pero nunca lo había vivido tan de cerca. En el remate de la dichosa cabalgata, se presentó una riña al parecer de carácter pasional-etílica en la plaza mayorista que terminó con varios asesinatos.

No pude por ningún lugar recuperar lo lúdico, lo grato de la naturaleza, la fluidez de una jornada espontánea contemplando paisajes y deleitándome de una buena conversación al calor de unos buenos tragos y una comida agradable. Encontré solo apariencias y vulgaridad, mezquindad y agresión, ebriedad de la mala, vanidad de la fea, poses y artificios, superficialidad y belleza de postín. Creo que dentro de mí, tengo suficientes razones para nunca más volver.

Cuando le pregunté a los del grupo de los jueves que porqué no habían ido, sorprendidos de mí, me contestaron que por todo eso mismo, que los caballistas puros, de años de experiencia, de formación ecuestre por ancestro, abolengo, gusto y convicción, nunca se prestaban para tal desmadre; que eso violaba todas las normas del respeto por los animales y por el prójimo y que el cemento desvirtuaba el sentido real de una cabalgata ecológica en su más pura concepción estética y filosófica. Con indignación me ripostaron que cómo se me ocurría siquiera pensar que ellos iban a ir a semejante adefesio que prostituye el sentido puro y conceptual de la cabalgata como tal, que no contara con ellos para prestarse a semejante aparato de ostentación, arribismo y superficialidad. Que a los jinetes de verdad, a los que amaban el arte ecuestre, jamás los verían en semejante esperpento mediático.

Con la vergüenza de un recién llegado que comete una torpeza por desconocimiento, entendí que me merecía lo que me pasó por embelequero y filipichín y preferí cambiar de tema.


1 comentario:

  1. Hola señor emilio.
    En esta publicación no veo el año, mes y día en el cual publico esta entrada.
    Me gustaria conocerla para incluirla adecuadamente en la bibliografia de la tesis que adelanto.

    Muchas gracias.

    Att, Daniel.

    Puede escribirme a este email: struc_2005@hotmail.com

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